miércoles, 10 de diciembre de 2008







La Ñuñohue de ayer

Indígenas, españoles, colonos y chilenos. Este es el orden de llegada de las diversas culturas a Ñuñohue. Así lo llamaron en mapudungún, el lugar de las flores amarillas. Porque precisamente ahí, era el sector de la zona central donde abundaban.

Viernes, domingo y lunes

Domingo en la tarde. Los niños juegan en Plaza Ñuñoa. A la misma hora está un vagabundo con su perro, dormidos en una banca al frente de los columpios. Los niños y sus padres pasan por al lado de ellos, gritando y jugando, pero el vagabundo está muy cansado y nada interrumpe su apacible siesta. Cien metros más allá, una compañía teatral presenta su obra. Algunos en zancos; otros, con máscaras color turquesa con narices de Pinocchio y corean; “Rotos, maleducados, flacos, mal paridos sin educación”. Son alumnos de la Universidad Católica, que están en el escenario de la esquina norte de Plaza Ñuñoa en la que presentan su nueva creación teatral. La obra relata la visión estudiantil post Revolución Pingüina. Entre público hay gente de todas las edades. Algunos gritan y ríen, otros miran y se maravillan ante el arte colorido y dinámico que los estudiantes de teatro presentan. Andrés Vargas es uno de los actores, y señala que “para actuar en la plaza la municipalidad no hace problemas, este lugar y la comuna en general apoyan y fomentan proyectos artísticos. A diferencia de otras, como Santiago, donde hay mucho público, pero las autoridades restringen los espectáculos por miedo al desorden y el ruido. Ñuñoa en ese sentido es abierto con la comunidad artística, y están concientes de que proyectos como el nuestro u otras manifestaciones creativas, son necesarias para el desarrollo y el buen vivir de la comuna”.En 1952 durante el gobierno de Alessandri se inauguraron los proyectos para la donación de la Biblioteca Municipal y la Casa de la Cultura de Ñuñoa, centros que funcionan actualmente. Los ñuñoínos pueden ser socios de la biblioteca y acceder a diferentes panoramas. Plaza Ñuñoa desde los 80 ha sido un centro de actividades culturales. Se organizan diversas actividades, tales como teatro y cine al aire libre, festivales de jazz y concursos literarios. Hoy se presenta la décima Feria del Libro de Ñuñoa, a la que han acudido treinta mil personas hasta ahora. Lunes en la mañana. El ruido molesto que hay es de micros y autos, algunos bocinazos también. Hay trabajadores caminando, y algunos estudiantes fumándose el “cigarrito de la mañana”. Alrededor de Plaza Ñuñoa hay colegios municipales, subvencionados y particulares. El más emblemático es el Manuel de Salas a cargo de la Universidad de Santiago. Cuentan los estudiantes que “Entre los colegios se tienen mala, porque son todos muy diferentes”. mechasLa mayoría de los locales que rodean Plaza Ñuñoa están cerrados en la mañana, salvo por uno, el más antiguo; “Las Lanzas”. Don Mario es el dueño, un español de más de 80 años que tiene unos mechones de pelo canoso, una boina azul, una catarata en el ojo izquierdo y también una memoria infalible, a tal nivel que es capaz de recordar cada detalle. Situaciones tales como la llegada de su familia en 1964 a Ñuñoa para instalar el restaurante. “Al principio era sólo el negocio de mi familia, y lentamente se fue avivando la cotaneidad de Plaza Ñuñoa con la instalación de otros locales y el desarrollo de actividades diurnas y nocturnas”. Don Mario, parafrasea a Antonio Machado; “Caminante se hace camino al andar”, en honor a sus ancestros, al legado de “Las Lanzas” y al apego de los clientes habituales que ya son parte del lugar. A pesar de los 44 años que el bar/restaurant lleva instaurado en la plaza, nunca ha dejado de ser el más concurrido.Viernes en la noche. El Club de Jazz está abierto y están entrando parejas de treinta y cuarenta años. “La Batuta”, sede del rock chileno desde 1989 también está abierta, hay una extensa y ansiosab fila en la entrada. Tres botillerías están iluminadas y al frente de una de ellas un punky de la casa Okupa que está a tres cuadras pide plata para comprarse un cigarro. En otra esquina un grupo de universitarios entra al bar de “las piscolas a luca”, otros van a la Fuente Suiza a comer un churrasco con palta, tomate y mayonesa. Algunos entran al teatro de la Universidad Católica y otros se sientan en una banca de la plaza. Una pareja entra al bar “El Amor Nunca Muere”, que tiene todas las paredes rayadas con declaraciones amorosas para el fugaz amor juvenil de turno, o para el marido fiel y enamorado desde hace veinte años. En la cúpula de la plaza hay una mendiga de pelo café, desgreñado. Se cubre con plásticos, diarios y restos de frazadas. Es la señora Juanita, oriunda del lugar. En otra esquina un hombre vende sus poesías, desde el alma. La música, las luces y los ruidos de voces fiesteras son comunes los fines de semanas.





De Ñuñohue al reino con castillos

A fines del siglo XIX, Ñuñoa contaba con “seis molinos, una curtiembre, dos fábricas de hielo, una cervecería y una panadería, además de un incipiente sector residencial de Providencia”. Así describe Pedro Sabat, actual alcalde de la comuna, los comienzos de la consolidación de Ñuñoa hacia el título de “comuna”, en su libro: “Las Huellas del tiempo, historia de Ñuñoa”. En 1890 Ñuñoa abarcaba los sectores de La Condes, San Carlos de Apoquindo, Ñuñoa, Providencia, Santa Rosa, Llano de Subercaseaux y Mineral de Las Condes. La comuna y sus habitantes dependían administrativamente de Santiago.Tras la guerra civil de 1891, se promulgó la ley de Organización y Atribuciones de las Municipalidades, denominada como la ley de la Comuna Autónoma. La idea legal provino de Manuel José Irarrázabal, siguiendo el modelo suizo para descentralizar la administración. El 22 de diciembre de 1891 se firma el decreto que acredita a la Ñuñoa que se conoce hoy como comuna. En 1900 llega el agua potable a la comuna y en 1910 el alumbrado público.En Ñuñoa se encuentran y se conservan castillos y casonas antiguas. Como el castillo en el que está el Liceo Experimental Manuel de Salas o las antiguas casonas en las que residen familias que las han heredado. Pero la urbanización y el crecimiento demográfico han afectado al movimiento inmobiliario, se han demolido casonas que son consideradas como “patrimonio” para algunos vecinos del sector. Todo esto con el fin de construir edificios y así hacer espacio en Ñuñoa para los nuevos habitantes, como también para aumentar las ganancias municipales.Ángel Carcavilla es un vecino de Ñuñoa que rechaza la improvisada urbanización. Esto lo da a conocer en una carta dirigida a Pedro Sabat: “…tengo seis grúas sobre mi cabeza, el polvo de las retroexcavadoras apenas me deja respirar y el ruido incesante de las hormigoneras despachando miles de toneladas de cemento, arena y escombros no me deja dormir a pata suelta, como me gusta. Donde había casas con encantadores patios de más de mil metros, llenos de árboles, se están construyendo algunos de los 45 nuevos edificios autorizados por su municipalidad. Sí, Pedro, 45, que además traerán 10 mil nuevos vecinos, miles de autos y, me imagino, muchísimo dinero para las arcas de la comuna. ¿Le pagan las inmobiliarias? Porque les ha dado demasiadas facilidades para que hagan su negocio; es decir, son ellas las que están rediseñando la comuna a su antojo, quitándole la novelesca identidad que siempre la caracterizó, haciéndola igual a cualquier parte de Santiago. Por el contrario, los vecinos sólo recibimos un trato vejatorio, las constructoras nos amenazan veladamente si no vendemos, y el dinero que ofrecen no alcanza para comprar algo similar en otra parte. Lo más ridículo de todo esto es que las inmobiliarias usan como gancho para sus ventas la vida tranquila, las calles arboladas; en fin, la identidad de barrio que ellos mismos están demoliendo.”Ñuñoa, la comuna santiaguina con mejor calidad de vida según un estudio destinado a conocer y medir las condiciones de habitabilidad de las comunas de la Región Metropolitana, realizado por el Gobierno a través de la Secretaría Regional Metropolitana de Planificación, es sede de diversidad cultural. De ayer y hoy. DBF

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